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José Marrone, 27 años de su muerte

José Marrone

José Marrone, hijo de un taxista y una pantalonera de la tienda Gath y Chávez, tuvo una infancia pobre y violenta por los castigos físicos impuestos por su padre, un poco por costumbre y otro porque era un chico rebelde. Llegó hasta segundo grado.

Fue plomero, carnicero, albañil y levantador de quiniela antes de sumergirse en cafetines de mala muerte, rodearse de bataclanas y convertirse en lo que siempre fue: un payaso genial.

José Marrone comenzó trabajando como cómico en el Teatro de Revistas y en la radio.

Más tarde fue la figura estelar de diversos programas televisivos orientados al público infantil, como El Circo de Marrone, interpretando al payaso Pepitito. Su muletilla preferida era «Cheee!».

De las tablas del bajo al varieté y de allí a la radio, formando parte de la compañía del dúo Buono-Striano, llegó a conocer la magia del teatro.

Fueron muchos años de trajinar entre el estudio de Radio del Pueblo y las bambalinas del Teatro Comedia y luego el templo de la revista el Maipo, en el que compartió cartel con los grandes del género: Dringue Farías y Alberto Anchart.

Se convirtió en sinónimo del doble sentido, un cómico de revistas que no usaba palabrotas para arrancar carcajadas de la audiencia. “Aunque me censuraron más de una vez, lo mío no son las palabras soeces.

Odio las malas palabras, prefiero la picardía y la doble intención”.

Si brillaba en la revista porteña no fue menor su popularidad cuando llegó la televisión.

Los pibes repitieron por generaciones lo que decía ese payaso de nariz gorda y colorada “me saco el saco y me pongo el pongo” o el inolvidable “Cheeeee” y la inolvidable ¡Mamita querida! Cuando se “asustaba” en alguna escena o sketch.

Más de una veintena de películas y antológicas temporadas teatrales a lo largo de 65 años de vida artística, no alcanzan para explicar la bondad que prodigaba.

“Hago lo que puedo por ayudar. Trato de evitar que otros pibes pasen por lo que yo pasé y si lo cuento es para que mi actitud sirva y que otras personas sigan el ejemplo”.

«A veces quiero hablar en serio y la gente se ríe igual», solía decir José «Pepe» Marrone, quien no tenía trucos para robarle carcajadas a su público.

Juanita, que lo subestimó por bruto cuando lo conoció, terminó totalmente enamorada de ese hombre generoso y sencillo.

Con Rosa, su primera esposa, tuvo a su hija Coqui. Estando casado se enamoró de Juanita Martínez, aunque esperaron a la muerte de Rosa para vivir juntos.

En 2001, una década después del fallecimiento de Marrone, Juanita se suicidó.

José Marrone murió de un ataque cardíaco en Vicente López (provincia de Buenos Aires), el 27 de junio de 1990.

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