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Apuesta por una comedia de enredos y extrañeza

Comedia ArgentinaLuciano Cáceres y Valentina Bassi contaron cómo es este relato que comienza con un intercambio accidental de bebés.

El cine argentino también apuesta por una comedia con algún toque de extrañeza, de confusiones y afectos en un pueblito del noroeste, esta vez con «Las Ineses», el tercer largometraje de Pablo José Meza, que tiene como figuras centrales a Luciano Cáceres, Brenda Gandini y Valentina Bassi, y que se estrena hoy en Rosario.

La historia comienza hace poco más de tres décadas, en 1985, cuando dos mujeres de pueblo, las vecinas Carmen y Rosa, van juntas a dar a luz al hospital, el mismo día y con pocos minutos de diferencia, y tienen en común que sus maridos, el rubio Pedro y el negro Ramón, camionero brasileño, se apellidan García.

Cuando los dos matrimonios García conocen a sus hijas recién nacidas estalla la inevitable sorpresa: Pedro cree que la beba morocha que reciben en la maternidad no se les parece en lo más mínimo, y Ramón asegura que la criatura rubia que le acaban de entregar como propia mucho menos.

La historia nunca llega convertirse en una comedia de gags, sino de apuntes que ayudan a descubrir la psicología de estos personajes, incluso la suegra de Pedro interpretada por María Leal, que es el más singular porque él la considera «mufa», muchas veces con pruebas más que suficientes.

El núcleo de este devenir tiene como figuras centrales a esas dos niñas de igual nombre y apellído, que van creciendo como amigas, interpretadas por las debutantes Fiona Pereira y Brisa Medina, y a sus compañeros de clase, que comparten juegos y son testigos de las anécdotas que los superan.

Trayectoria. Meza es recordado por sus dos anteriores largometrajes, «Buenos Aires 100 kilómetros» y «La vieja de atrás», un relato que tiene en común con «Las Ineses» un tono que puede provocar una sonrisa pero nunca recurre al tono grueso.

Cáceres vive un momento importante de su carrera, en «Los ricos no piden permiso», en teatro con «Pieza plástica», que él mismo dirige, y en cine donde también está por estrenar el thriller político «Operación México», de Leonardo Becchini, basado en el libro de Rafael Bielsa.

«Voy alternando, lo que pasa es que por problemas de distribución, las películas terminan estrenándose todas juntas. En 2015 hice «Cien años de perdón», después «Operación México», que todavía no se estrenó, dos miniseries, «Signos» y «Estocolmo»; «Las Ineses» y finalmente para televisión «Los ricos no piden permiso», es decir que alterno», aseguró Cáceres en diálogo con Télam.

«Con esta estoy muy contento porque siempre me buscan para un roles más recios y oscuros, pero esta vez fue algo diferente, una comedia blanca, que en algún momento tuvo su esplendor en la Argentina y después dio paso a otro tipo de enredos», cuenta Cáceres.

«Vengo del teatro de toda la vida, cumplí 28 años de teatro en agosto, y en el cine más o menos la mitad, unas veinte películas acá y afuera, que se emparenta mucho más con el oficio teatral que la televisión. En televisión el actor tiene que estar encendido como una cámara», explica.

Gandini, que hace ya unos años había debutado en la pantalla grande con «Mala», de Israel Adrián Caetano, vuelve en esta segunda experiencia, igual que lo hace Bassi, ausente hace cuatro años, desde «La plegaria del vidente», en los que participó en miniseries como «El asesor» y «Cromo».

Según Gandini «lo que gusta del cine es que se arma toda una historia en un lugar determinado para muy rápido desarmarlo todo. Antes se filmaba en dos meses y ahora se hace cada vez más rápido, y en un mes y medio se te va una vida. Siento que todos nos conocimos mucho y en realidad fue en muy poco tiempo de trabajo, algo hermoso y estresante a la vez».

«Actuar es complicado. Ponemos a disposición nuestro cuerpo, nuestras emociones, y también está la mirada del director, que es como un trabajo en conjunto bastante arduo, la historia que el director ya tiene en su cabeza», asegura. «Encontrar el tono es lo que más me ocupa», interviene Bassi para señalar que «las comedias tienen muchos colores, y esta es muy especial porque todos debemos hacerlo en el mismo tono, y la concentración está ahí. Si es comedia o es drama no es lo más importante, y en el cine lo principal es el tono y el deseo del director. Tratar de meterse en su cabeza es difícil».

Según la actriz, que en cine ya se había destacado en «Próxima salida» y «El visitante», su personaje y el de Gandini les permiten componer por encima de sus experiencias personales: «Las dos tenemos hijos, las dos venimos de trabajar mucho en medios diferentes, y estos personajes nos permitieron jugar mucho: son dos bizarras que le ponen el mismo nombre a sus hijas, y de movida fue plegarse en lo lúdico».

Dinámica. Las dos coinciden en que cuando terminan de componer un personaje lo extrañan muchísimo, y reflexionan a propósito de lo que podrían haberle aportado y quizás no lo hicieron del todo.

Bassi, después de una racha con varias películas juntas, vivió un paréntesis en el que apareció en varias miniseries: «Tengo mis tiempos, estuve haciendo mucho más teatro y prioricé eso. El cine argentino tiene esa particularidad de que te dicen «se filma en agosto» y cuando ya le dijiste que no a un montón de proyectos, te avisan que se pospone, varios meses o un año. Tenés que tener mucha capacidad de espera», confiesa.

«A mediados de noviembre voy a hacer otra película, «Al desierto», con Ulises Rossel en Comodoro Rivadavia y alrededores», dice Bassi, que nació en Trelew, mientras que Gandini estrena la semana próxima «Resentimental».

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