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Corrientes, en la mira de Estados Unidos

Esteros del Iberá

El diario estadounidense The New York Times dio a conocer su lista de «52 ideas para ponerse en marcha» y explorar el mundo durante el 2017, y ubicó a los Esteros de Iberá, en la provincia de Corrientes, en el puesto número 40 de ese listado.

El segundo humedal más grande del planeta tiene cuatro localidades desde donde acceder a sus bellezas: Ituzaingó, Isla Apipé Grande, Colonia Carlos Pellegrini y Concepción del Yaguareté Corá.

Además, en noviembre pasado Parques Nacionales tomó posesión del portal Cambyretá, dando así comienzo al histórico traspaso de tierras de la fundación Conservation Land Trust –del empresario y ecologista Douglas Tompkins– al Estado provincial.

Allí se creará el Parque Nacional Iberá, que será el área natural protegida más grande de Argentina.

«Opacado por la Patagonia para la mayoría de los visitantes», según la visión del diario estadounidense, el destino se destaca por los proyectos gubernamentales y organizaciones conservacionistas para repoblar el área con plantas y animales.

Argentina no es el único país de la región en aparecer en la lista: el desierto de Atacama, en Chile, ocupa el 2º puesto; Pedregal, en Ecuador, el 13; y el Valle Sagrado, en Perú, el 46.

El año pasado el periódico había recomendado a sus lectores no dejar de conocer la Ruta de los Siete Lagos, en la Patagonia argentina, y destacó su entonces reciente repavimentación.

Sin antecedentes

En una experiencia única a nivel mundial, en la zona se está concretando un proyecto que busca restaurar especies extintas como el yaguareté, el oso hormiguero, el pecarí de collar, el tapir, el lobo gargantilla y el guacamayo, entre otras.

Para ello se articula el trabajo de científicos que en el caso del oso hormiguero ya va por su décimo año mientras avanza el mayor de los objetivos que es restablecer la presencia, salvaje, del más grande de los felinos: el yaguareté.

Esta última iniciativa se desarrolla en el Centro Experimental de Crías del Yaguareté (Cecy), ubicado en la inaccesible Estancia San Alonso, en pleno humedal, donde se levanta una sorprendente construcción en la que se usaron 300 toneladas de tubos de hierro, más de 100 kilos de alambre, y 1.000 postes para un perímetro que alberga a una pareja de yaguaretés.

Sin ahorrar en dinero ni esfuerzos, los materiales -un 70% donados por empresas argentinas- fueron cruzados en balsas a la isla en un operativo que llevó varias semanas y que en destino se completó con bueyes que trabajosamente llevaron las toneladas de hierro por un campo gredoso.

Todo el equipo y sobre todo los biólogos que conviven con los felinos, esperan, ansiosamente, que los animales produzcan crías con la idea de que los cachorros no dependan en absoluto de los seres humanos y cacen la diversa fauna del lugar: carpinchos, aguara-guazú, venados y, si se recuperan, pecaríes y tapires, entre otros.

Avance. En noviembre, Mauricio Macri firmó el acuerdo para la creación del Parque Ecoturístico Iberá. Con ese documento se formalizó la donación de tierras de fauna y flora en la provincia de Corrientes, por parte de Conservation Land Trust (CLT). «Alrededor de los parques del Iberá viven más de 200 mil personas y mi propósito es que en 10 años dupliquemos la población allí, porque ese lugar les dará trabajo y oportunidades», dijo el mandatario.

Quién era el millonario que que ideó la recuperación

Tras la muerte del millonario conservacionista que inspiró la obra, Douglas Tompkins, en diciembre de 2015, durante un accidente de kayak en Chile, Sofía Heinonen quedó a cargo de completar los proyectos ideados por el estadounidense, un ecologista pertinaz que puso su fortuna y su vida al servicio de la restauración de especies y ambientes.

El hombre no se limitaba a comprar y devolverle la salud a grandes territorios para después donarlos a los Estados nacionales sino que desafiaba a su equipo, en la Argentina unos cien empleados, a «soñar en grande», según contó Heinonen.

«No quedarnos con crear áreas protegidas sino que sean parques nacionales, trabajar con la comunidad, crear destinos turísticos, restaurar. La restauración es una visión que en Latinoamérica no existe, porque tenemos tanto territorio y tantos ecosistemas por conservar que no nos planteamos recuperar las especies que se extinguieron», aseveró la joven bióloga.

Heinonen, que heredó la misión de liderar el proyecto, agregó: «‘Doug’ nos trajo la visión de que en el mundo, más allá de los paisajes tenemos que recuperar los procesos ecológicos, trabajar para que los ecosistemas funcionen».

De entre las especies extintas, el vistoso guacamayo rojo cuenta con un proyecto en marcha en Cambyretá, en el norte de los esteros, porque es considerado clave para el funcionamiento de los árboles nativos: dispersa sus frutos y semillas. Además, su espectacular presencia es un atractivo turístico.

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