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El tango, un puente cultural

El tango, un puente cultural

Para Malena Qin, una bailarina china de tango residente en la ciudad argentina de Buenos Aires, esta manifestación cultural rioplatense más que música y baile, es una forma de expresión y conexión entre las personas.

El tango en opinión de la joven bailarina, tiene además una gran capacidad de tender puentes entre países, como es el caso de China y Argentina.

En entrevista con Xinhua, Qin contó que su interés por el tango comenzó desde hace 6 años, en que los tres primeros los dedicó en China al aprendizaje de este baile y los tres últimos en Argentina.

A pesar de su corta edad, la joven cuenta ya con experiencia en el baile e imparte clases tanto en China como en el país sudamericano, junto a su compañero argentino, Raúl Pardo, como lo hacen otros bailarines argentinos, chinos y de distintas nacionalidades, con años de experiencia en este movimiento de «dos por cuatro».

Aunque la historia del tango en China apenas tiene poco más de 10 años, es notable la creciente cantidad de personas que lo escuchan y lo bailan.

En 2013, cuando se organizó en la ciudad de Beijing el primer Campeonato de Tango Argentino, participó una veintena de parejas chinas, mientras que el año pasado superó ya las 100 parejas y el número aún crece.

Las ciudades chinas que cuentan con clubes de tango pasaron de apenas tres en 2011 a más de 30 en la actualidad.

Para Qin, el creciente interés de los chinos por este género artístico, tanto en su conocimiento como en su práctica, puede deberse al contacto que facilita, el cual resulta distinto y atractivo para la cultura china.

«Quizá es diferente de otros bailes, porque no necesitamos mucho cuerpo, ser bella o alta, estar flaco o gordo. La belleza no es importante, importa el sentimiento», dijo la joven bailarina.

Cada año, Qin y Pardo observan a personas de distintos países que arriban a Buenos Aires para el Festival y Mundial de Tango, organizado en la ciudad porteña desde 2009, así como al Campeonato Mundial de Baile de Tango celebrado desde 2003.

«Cuando la gente empieza a bailar tango, empieza a conocer Argentina y empieza a conectarse con su cultura, con el mate (bebida típica)», contó Qin.

«Lo disfrutan mucho», aseguró la bailarina.

Consideró que los chinos se han interesado en este baile «porque es diferente» y porque les permite una interacción más cercana con otras personas.

Muchos chinos que viajan a Argentina expresan su gusto por diferentes tipos de tango, como el de salón, el de escenario o el nuevo.

«A ellos les gusta lo diferente y por eso mucha gente viene a tomar lecciones con profesores de tango nuevo», explicó.

«Encontrarás en el tango todo tipo de emociones o sentimientos. Mi maestro siempre me dijo ‘tango es vida’, por eso tu vida es tu tango», compartió la joven.

En tanto, para Pardo, oriundo de la provincia argentina de Río Negro (centro), su interés por este género de baile surgió de una necesidad de superar la timidez y crear un canal para una mejor socialización con la gente.

«Fue como una manera de poder desarrollarme como persona, porque era demasiado cerrado, así que fue bastante interesante el tango como canal», indicó.

Luego de tropiezos propios del aprendizaje, Pardo recordó que al pasar algún tiempo se le hizo «normal» el hecho de ir a un salón y «cabecear» (invitar a bailar) una chica, al tiempo que asumía el desafío de encontrar a la pareja indicada.

Malena y Raúl participan en innumerables espectáculos tanto en China como en Argentina, además de que cada año compiten en el Mundial de Tango, en el que bailarines chinos hicieron su debut en 2013.

La mejor actuación china en la competencia se tuvo un año después, cuando Shirly Xu Xuanyi ganó en agosto de 2014 el tercer lugar dentro de la categoría Tango Espectáculo.

«Todavía estamos en etapa de aprendizaje. El Mundial tiene que ser un camino para la pareja, una meta. El Mundial tiene que ser un camino de perfeccionamiento», reflexionó.

Para el bailarín argentino «es interesante que a los chinos les guste mucho el tango».

«Está bueno el acercamiento (…) nos permite conocer la cultura de ellos que es bastante hospitalaria, amigable, y no tienen temor a enfrentarse con algo que es opuesto a ellos», acotó.

De acuerdo con la pareja chino-argentina, ese interés de acercarse y aprender tango, baile que en un principio puede resultar algo ajeno a la cultura china, ha permitido un puente cultural cada vez más sólido entre ambas poblaciones.

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